El corazón de los Jóvenes y los Adolescentes está lleno de riquezas. Sólo hay que darles espacio para que lo abran. Y cuando lo comparten, nos asombran, nos emocionan, nos cuestionan... en una palabra, nos dan VIDA.
Gracias a los 18 jóvenes con los que compartimos la experiencia. Y a los animadores que comprometen su tiempo y su vida para caminar al lado de otros jóvenes y compartirles su vida.
¡¡Un abrazo grande en Jesús, María y Marcelino!!